lunes, 1 de octubre de 2012

LA EDAD DE DOS PERSONAS QUE SE ENAMORAN


LA EDAD DE DOS PERSONAS QUE SE ENAMORAN                                                                                        

Todo depende de la persona, su madurez y sus cualidades.
En la antigüedad hay casos de gente que se casaron con edades muy distintas, y fueron realmente felices.
De todas formas también sería recomendable dejar pasar la flor de la juventud, pues aun a esa edad nuestras necesidades y personalidad no están totalmente definidas. Aunque si la persona es honrada y tiene claro sus sentimientos, es su decisión si quiere tirar para adelante con ese amor o no, pero también serán suyas las consecuencias de dicha decisión.
Pienso que si alguien te va a engañar lo va a hacer de todas formas, sin importar la edad, eso va con los principios y el interior de cada uno. Se están viendo casos tanto de personas supuestamente maduras y adultas, como de personas jóvenes que abandonan a sus cónyuges e hijos.
Así que en la vida no hay nada seguro, hay que arriesgar siempre. Nadie sabe lo que hay dentro de un corazón que no es el suyo.
Hay muchos prejuicios con la diferencia de edad, pero:
¿Quien al mirarse al espejo no se da cuenta de que su apariencia física es lo único  que ha envejecido un poco? ¿Quien al despertar cada mañana no se siente como cuando era un niño, y tiene que pasar unos segundos antes de asimilar los años que ya tiene?
El único problema de uno envejecer, es que por dentro uno siempre es joven, porque nuestra mente no fue diseñada para asimilar el concepto de hacerse mayor, ya que tiene impuesta por naturaleza el deseo de vivir para siempre, de hecho nuestra mente nunca envejece, solo lo hace el cuerpo.
Por eso me gusta decir eso de que uno tiene la edad de la persona que se enamora.

Si uno pierde las ganas de hacer cosas nuevas, de experimentar nuevas sensaciones, de divertirse y ser espontaneo,  la capacidad de reírse de uno mismo, de hacer locuras por amor, de no tomarse demasiado en serio las cosas y las ganas de ser y hacer feliz a alguien, entonces es cuando realmente ha envejecido, no importa la edad que tenga, se ha dejado vencer por esos sentimientos que a veces nos invaden y que intentan convencernos de que somos demasiado mayores para tener el mismo espíritu y la mismas ganas de vivir y de ser feliz que cuando teníamos 15 o 20 años.
Ha cogido el camino fácil de dejarse convencer por aquellos que han perdido su espíritu, y que repiten a los demás constantemente que son demasiado mayores para hacer esto o aquello, o para relacionarse con gente más joven, prejuicios todos derivados de su impotencia al no haber podido ellos mantener esa chispa y ese espíritu lleno de vida que una vez tuvieron. Dentro de no mucho tiempo todo será ideal, nuestro físico no envejecerá, y nadie sabrá la edad que tenemos, solo importará el amor que exista entre esas dos personas, acabándose de una vez por todas los prejuicios y la importancia que muchos le dan a la diferencia de edad.

SAMUEL G.M.

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