VIAJE HACIA NUESTRO INTERIOR
La mente es
sin duda la creación conocida más compleja, algo en lo que deberíamos centrar
una parte importante de nuestro tiempo, si queremos llegar algún día a
conocernos, pero desafortunadamente cada vez es más común la tendencia a no
profundizar en nuestros propios pensamientos y en los motivos por los que
hacemos las cosas o actuamos en ciertas situaciones, o en el por qué nos hace
daño algo o nos pone triste, o que necesitamos hacer con nuestra vida y
recursos para ser feliz.
Eso es
debido a que tenemos demasiadas distracciones alrededor, demasiadas
preocupaciones, y en vez de buscar soluciones y respuestas en nuestro interior,
nos dedicamos a distraer la mente haciendo cosas que nos agradan, y eso hace
que nos frustremos y no consigamos ser felices, porque nunca llegamos a
entender el por qué a veces de nuestros cambios de humor, o el por qué a veces
sin motivo nos sentimos bien o mal, felices o desgraciados.
El problema
es que no buscamos lo suficiente, hasta
encontrar las profundas raíces que suele haber tras lo que vemos en la
superficie.
Es vital que
hagamos un viaje hacia nuestro interior, ya que es el único sitio donde
podremos encontrar aquello que siempre tenemos la sensación que nos falta, o
aquellas respuestas que nunca encontramos, aquellas respuestas que un día nos
cansamos de buscar, pero que siempre estuvieron dentro de nosotros.
Si no
meditamos y pasamos el suficiente tiempo a solas con nuestros pensamientos,
estamos condenados a repetir siempre los mismos errores y a hacernos siempre
las mismas preguntas.
Otra
cuestión importante que nos quita la motivación y hace que no profundicemos en
conocernos a veces, es el no encontrar a nadie con quien compartirlo.
Cada vez es
más difícil encontrar a amigos que se interesen realmente en tus pensamientos,
en por qué estas triste o contento, en que te motiva a hacer o no hacer ciertas
cosas, y cuáles son tus inquietudes y tus ilusiones. Cada vez hay menos amigos
a los que les afecte tu estado de ánimo, que se entristezcan con tu tristeza, y
se alegren con tu alegría, que te pregunten que necesitas, que intenten
entenderte , y se empeñen en ayudarte, y se empeñen en darte lo mejor que
tienen, para intentar hacerte feliz.
Una razón
por la que sucede todo esto, es porque al ir aumentando a cada hora que pasa
los problemas, las inquietudes, y el dolor que nos rodea, el mundo
irremediablemente se vuelve más triste, toda esperanza se ve cada vez más
lejana e imposible, y como consecuencia las personas se sienten más débiles y
cansadas en sentido emocional, y se encierran en sí mismas más y más. Eso
también las lleva a confiar cada vez menos en los demás, a no arriesgar dejando
su felicidad en manos de nadie, a endurecerse para que nada les afecte, lo que
provoca que no dejen margen para que otros puedan acercarse e influir en sus
necesidades, emociones y sentimientos.
La falta de
empatía hacia los demás es cada vez mayor, porque al no profundizar en nosotros
mismos, no podemos comprender tampoco a otros, ni ayudar a otros a enfrentarse
a las mismas dificultades, porque nosotros tampoco hemos dedicado tiempo a
encontrar esas respuestas, no sabemos las soluciones, ya que nos hemos dedicado
a olvidar y a distraernos paro no recordar. Así que nos dedicamos a tapar y a
hacer que se conozcan lo menos posible nuestros errores, convirtiéndolo en un
tema tabú hasta para nosotros mismos, por lo que no beneficiamos a nadie con
nuestras vivencias, y nadie puede aprender de ellas.
En ese marco
no puede existir una amistad autentica, ya que carece de sinceridad y empatía.
Algo que
puede evitarnos el dolor causante de que nos encerremos en nosotros mismos, es
el dedicar tiempo a elegir bien quien se merece nuestros esfuerzos, y se
esforzará después por nosotros y por otros igualmente, y si después de un
tiempo razonable no vemos que nuestros esfuerzos motivan a esa persona a ser
mejor, a entregarse por otros, a dar de su tiempo y recursos, a apreciar lo que
hacemos, llegando en la mayoría de los casos a utilizarnos y a despreciarnos
posteriormente, es que esa persona no necesita ni aprecia una autentica
amistad, y hay que saber que es hora de abandonar, intentando evitar tomárnoslo
como algo personal.
Hay que ser
conscientes del hecho de que no se trata de que nosotros no hayamos sido lo
suficiente para motivarlo a ser mejor, más justos etc. sino que esa persona ha
elegido ser así, no quiere ser de otra manera, y nadie podrá cambiarla si ella no ve la
necesidad de hacerlo, por eso debemos abandonar porque de lo contrario
perderemos por completo toda nuestro amor propio y toda nuestra autoestima.
No hay que
estar continuamente enfadados ni guardar rencor, simplemente dejar de hacerla participe de nuestros
pensamientos y emociones mas intimas, algo que no le hará daño porque no los
necesita, y seguir tratándola con respeto y educación, para no perjudicar la
unidad y el bienestar de los demás.
Hay que
intentar seguir mejorando, intentar
hacer más cosas por los demás pensando menos en nosotros mismos, e intentar que
todos estemos mas unidos, pero que nuestra unidad se base en la sinceridad, en
la franqueza de expresión, en expresar nuestros sentimientos sin engañar en los
motivos, en la ausencia de hipocresía y de palmadita en la espalda, en la
ausencia del aparentar.
Muchas
personas viven para sí mismos y sus intereses, y eso no lo podemos cambiar,
pero quizás con nuestros esfuerzos podamos conseguir que aquellos que no son
así, nunca dejen de serlo.
S.G.M.
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