Imagina cuando no haya decepciones, ningún sentimiento de inutilidad, de fracaso, de superioridad ni de inferioridad, ni ningún dolor emocional. Nada por lo que sufrir ni entristecer, ninguna aspiración ni sueño incumplido, roto, quebrado, ni sentimiento de soledad, nada que echar en falta, nada que nos robe la paz, ninguna falta de autoestima ni de amor propio, ningún vacío por llenar, nada malo que olvidar, ningún temor, ni terror, ni ansiedad, ni emociones y afectos fingidos, ni mentiras ni nadie que te quiera utilizar. Imagina que solo se llora de felicidad o alegría, que nadie pierde a nadie como decía Coelho, pero está vez de verdad. Imagina que todos son amigos, que no extrañas a ninguno y a todos en realidad, que se alargan los días y se pueden realmente disfrutar, que todos los seres vivos son una gran familia, que todo lo extinto vuelva, que todo tenga su lugar. Imagina que los elementos naturales ya no causan daño, el equilibrio perfecto original. Imagina que todo tiene sentido y propósito, y nada es un penoso afán.
Imagina y mantén la esperanza, la ilusión y la fe viva ahora, para que ese mañana para ti llegue, y nunca más tengas que imaginar.
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