La pereza mental-emocional y la falta de esfuezo por ensancharse hasta conectar a estos niveles mentales y emocionales son comunes y dañinas, y poco se hace hoy día por darle el valor y la importancia que tienen, y por animar a esforzarse en estos aspectos. La falta de deporte empeora el físico y al ser algo visible la mayoría acude al gimnasio a mejorarlo, la falta de ejercicio mental y emocional es menos visible a veces, y por eso se le dedica menos o ningún tiempo.
El problema desde siempre es que no hay una educación orientada a enseñar a pensar, solo a memorizar, ni a gestionar, ubicar y entender las emociones, ni a adquirir la necesaria inteligencia emocional para generar personas sanas y equilibradas emocionalmente, de ahí que luego se tenga que aprender ciertas cosas básicas forzosamente y con dolor, y en otros casos desgraciadamente no se llegan a desorrollar ya esas capacidades al nivel necesario que permitan relaciones sanas tanto con nosotros mismos como con los demás.
S.G.M.
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